Aracne

Aracne era una joven residente en la región de Lidia, Grecia. Era conocida por todos por su talento en el telar, y por como sus manos se movían velozmente y con una precisión increíble, naciendo de ellas hermosos motivos. Consciente de lo buena que era, Aracne se proclamó superior a los dioses en el arte del telar.

A quien esto no le gustó nada fue a la diosa Atenea, patrona de las hilanderas y tejedoras, quien viéndose comparada con una simple mortal decidió hacer algo al respecto. Tomó la forma de una anciana y fue hasta el taller de Aracne , con el objetivo de que se retractase. La joven se negó y para definirlo la retó a un duelo de tapices (desconociendo que retaba realmente a la diosa Atenea). La diosa tuvo que entonces descubrir su cara y aceptar.

Las dos comenzaron a mover sus manos rápidamente, Atenea bordaba escenas heroicas de los dioses, y Aracne momentos en los que ellos se habían mostrado deshonestos. Al momento de comparar las obras, incluso Atenea tuvo que reconocer que el trabajo de la joven era mejor que el suyo. Llevada por la ira, rompió el lienzo rival, la golpeó en la frente asustándola y Aracne temiendo una horrible venganza, buscó una soga y se ahorcó con una viga que cruzaba el techo de su taller.

Atenea la sujetó para que no se ahogase y la maldijo a ella y a su progenie a colgar de esa forma y tejer toda su vida. Los brazos y piernas de Aracne se encogieron, los dedos de sus manos se alargaron, el cuerpo se le hinchó y de él brotó una capa de pelo corto. La soga se transformó en un hilo de seda que brotaba de su abdomen. Al final, Aracne colgaba en forma de araña.

Esta es la leyenda de Aracne, de quien descienden supuestamente todas las arañas.