Y ¿qué nos cuentan los anuncios sobre las mujeres? Nos cuentan que lo
más importante y primordial en nuestras vidas es nuestro aspecto
físico. Pero, antes que nada, lo primero que nos enseñan las campañas
publicitarias en cuál es el ideal de belleza femenino. Las mujeres
aprendemos desde una edad muy temprana que debemos invertir cantidades
ingentes de tiempo, energías y, sobre todo, dinero, en alcanzar este
ideal y sentirnos avergonzadas y culpables cuando fracasamos.
Sin embargo, la derrota es inevitable.
El modelo de belleza que nos vende la publicidad está basado en la
perfección. Las mujeres en los anuncios no tienen líneas de expresión ni
arrugas, ciertamente no tienen cicatrices ni granos y, de hecho, no
tienen ni poros.
Angelina Jolie antes y después de pasar por Photoshop.
Las niñas beben este mensaje de perfección desde una edad cada vez más
temprana. Necesitan ser no sólo bellas, sino increíblemente delgadas,
atractivas y sexuales. Pero a la vez, reciben el mensaje de que están
condenadas a la derrota. Las niñas se sienten a gusto con sus cuerpos cuando tienen 8, 9, 10
años… pero unos años más tarde, en cuanto alcancen la pubertad, se darán
de bruces con la cruda realidad. Una realidad que les impondrá un
modelo de perfección física inalcanzable.
La pregunta es, ¿qué podemos hacer con respecto a esta situación? Lo
primero es darnos cuenta que esta realidad existe, prestar atención y
aceptar que nos afecta a todo el mundo.
Esta obsesión con la belleza, la perfección, la extremada delgadez es un
problema de salud pública que sólo podrá resolverse cambiando el
entorno que nos rodea y esclaviza.
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