En un bucólico entorno, se encuentra Zugarramurdi; lo acunan los Pirineos y un bellísimo paisaje. Sentía el alma del pueblo: la Tierra eran sus ancestros; adoraban sol y luna; temían los elementos. Vivían con los recursos que daba la Madre Tierra; les regalaban las plantas inmensa farmacopea. Las mujeres herbolarias transmitían su saber; desde el principio del tiempo al último amanecer. Y enseñaban- el poder curativo de las plantas: hacer jarabes-pomadas y el arte de combinarlas. En filología vasca son " hacedoras de suerte" estas mujeres-sorgiñas tan sólidas como un fuerte. Y ya está Zigarramurdi unido en leyenda eterna a sus brujas y akelarres, y a su mágica belleza.
Rosa Gómez
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