Con esa cárcel oscura, terrorífica-indignante
van las mujeres a cuestas en países asfixiantes.
Leyes que aprueban los hombres, someten a esas mujeres
a una invisibilidad y a una carga denigrante.
Y soportar la mujer, sin poder ni caminar:
con esa lacra humillante, ataúd de su dignidad.
Mientras las demás mujeres, sentimos piedad por ellas
y luchamos con su causa, por librarles de esa tumba.
A través de una mirilla, ven un mundo diferente;
un mundo distorsionado que les masacra la mente.
En este siglo XXI: donde la mujer alcanza:
altas cotas de poder, otras viven en la sombra.
Rosa Gómez González
No hay comentarios:
Publicar un comentario