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jueves, 21 de noviembre de 2013

Doris Lessing cerró su Cuaderno Dorado

En la vasta obra de Doris Lessing, destaca una novela experimental que es reconocida como un hito de la literatura de mujeres: El cuaderno dorado (1962).
La novela es un crisol donde se funden las principales preocupaciones de Lessing: una exploración muy íntima de la mujer en la sociedad y su vida interior es lo que orienta la trama. Asimismo, contiene críticas feroces contra la guerra y el estalinismo – un conflicto grave en el círculo comunista al que pertenecía Lessing –.
En palabras del editor de la escritora, Nicholas Pearson (de Harper Collins), El cuaderno dorado se convirtió en el “manual” para toda una generación de lectores y, especialmente, de lectoras. Constituyó un texto clave en las luchas de liberación femenina de los años 60 y se pasó de mano en mano como un tesoro.
La novela se adentra en la vida deAnna Wulf, quien narra su vida en cuatro cuadernos distintos, cada uno marcado por un color y dedicado a un aspecto de su vida. El libro es su intento de unir su fragmentada vida en un cuaderno dorado.
“Apunta hacia la necesidad de construir mujeres más libres, que no dependan tanto de normas de género tradicionales, y hacia la construcción de la imagen de una mujer no atada por esas convenciones”, considera la socióloga y lectora de Lessing, Montserrat Sagot. Asimismo, el tema de la historia y la política abarcan muchas de las páginas del libro. “Plantea la necesidad de que los pueblos africanos se liberen del yugo histórico del colonialismo”, agrega Sagot.
“Lo que resultado funesto es pretender que lo de segunda clase es de primera. Pretender que no necesitas amor, y que lo necesites; o que te gusta el trabajo que haces, cuando en realidad sabes perfectamente que podrías hacer algo mejor”, dice un conocido fragmento de la obra.
Con su furiosa invectiva contra la injusticia y su riguroso análisis de una conciencia atrapada por la historia, El cuaderno dorado fue su arma más poderosa. 

                                                                             Fernando Chaves Espinach


“A esos estudiantes que tienen que pasarse un año o dos escribiendo tesis sobre un libro, les digo: “Solamente hay una manera de leer, que es huronear en bibliotecas y librerías, tomar libros que llamen la atención, leyendo solamente ésos, echándolos a un lado cuando aburren, saltándose las partes pesadas y nunca, absolutamente nunca, leer algo por sentido del deber o porque forme parte de una moda o de un movimiento. Recuerde que el libro que le aburre cuando tiene veinte o treinta años, le abrirá perspectivas cuando llegue a los cuarenta o a los cincuenta años, o viceversa. No lea un libro que no sea para usted el momento oportuno. Recuerde que ante todos los libros que se han impreso, hay tantos o más que nunca se han publicado o que nunca han sido escritos, incluso ahora, en esta época de reverencia al papel impreso. La historia, e incluso la ética social, se enseñan por medio de historias, y la gente a la cual se ha condicionado para que piense sólo en términos de lo que está escrito – y desgraciadamente todos los productos de nuestro sistema educativo no pueden hacer otra cosa – pierden lo que tienen ante la vista.”

Doris Lessing
Del prefacio de “El cuaderno dorado

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