El machismo juvenil multiplica su tiranía con el 'smartphone'
iSuena el móvil. Se repite el drama. Apresurada, activa el teléfono mientras la angustia se desborda una vez más. No suelen ser llamadas, sino mensajes, aprovechando los múltiples canales gratuitos disponibles. Y el repertorio es muy extenso, pero ella lo conoce sobradamente: cada día puede recibir varios centenares de señales acústicas como esa. La inmensa mayoría proceden del mismo emisor. Un chico que le envía un pequeño texto para decirle, reclamarle, ordenarle cómo debe relacionarse con su entorno. Es su pareja y, por eso, cree estar en el derecho de pedirle que se eche una foto y se la envíe para saber cómo va a ir vestida hoy. Y convencerle de que esa falda se la ponga mejor el fin de semana, cuando estén juntos. O mandarle que active en su 'smartphone' una aplicación con un servicio de geolocalización para saber dónde está su chica en cada momento. E incluso preguntarle quién es el chaval al que ha añadido como amigo en Facebook.
Son ejemplos reales de las prácticas abusivas detectadas en los últimos tiempos entre parejas adolescentes. "A diferencia del machismo que se estilaba antes, con las nuevas tecnologías la presión es constante, 24 horas al día, 365 días al año", explica Alba Alfageme, coordinadora de la unidad de apoyo a la atención de víctimas de la Conselleria d'Interior. "En las relaciones de noviazgo de hace unos años las chicas se refugiaban al llegar a casa porque el principal vínculo con el exterior era el teléfono fijo y también podían descolgar sus padres. Ahora, ni siquiera existe ese filtro. El novio contacta a través del móvil y puede ejercer un control casi total", detalla.
V. Vargas en el Periódico
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